
Construyendo la ciudad a través de la intergeneracionalidad
Impulsar la intergeneracionalidad y crear lugares de encuentro entre personas de distintas edades es un gran reto en los pueblos y ciudades actuales. De hecho, cada vez es más habitual trabajar el diseño urbano desde el punto de vista infantil, tener en cuenta la experiencia de las personas mayores, plantear las necesidades de las tareas de cuidado… El urbanismo inclusivo se ha convertido en faro y estrategia transversal de la Agenda Urbana Europea. La ciudadanía es diversa y el urbanismo debe responder a los derechos y condiciones de vida de esa diversidad.
Pero ¿cómo crear espacios y actividades donde nos mezclamos con diferentes personas? ¿Cómo relacionar esa diversidad en lugares y momentos compartidos?
De este reto partió el proyecto «Zorrozgoiti intergeneracional» que llevábamos a cabo en 2018. En este caso, el principal objetivo era repensar el diseño de una plaza entre infancia y mayores, pero también una excusa para trabajar en común, ya que la transmisión de la memoria, el trabajo de la empatía y el fortalecimiento de la comunidad vecinal fueron centrales en la forma de trabajar. En el proyecto «Parke Biziak» que iniciamos en 2020, la intergeneracionalidad es también central en el proceso de repensar de la red de parques de Ordizia.
¿Qué requisitos debe cumplir una plaza o parque para reunir a ciudadanía de distintas edades? ¿Cómo puede contribuir el diseño urbano a fomentar esta mezcla de personas?
De los dos proyectos mencionados podemos extraer algunas claves. En las entrevistas en profundidad realizadas en Ordizia con personas muy mayores, ensalzaban el parque “Bomberos” de la localidad:
«Es muy bonito, bonito para caminar. Es un parque bien resguardado, hay sombra muy agradable, hay árboles, las vistas son también lindas… Es perfecto para ir en familia, para pequeños y mayores. Hay sitio suficiente para sentarse, WC, juegos para niños y está bien comunicado. Además, está ordenado, es decir, combina buenas condiciones para todos: los niños juegan y los mayores pueden verles y disfrutar mientras tanto»
En el proceso de Zorrozgoiti también se mencionaron aspectos que van en la línea de los anteriores:
«No podemos olvidar que las calles no son sólo lugares de paso, sino también espacios de encuentro, para lo que es imprescindible que haya bancos cómodos y numerosos. Por otro lado, garantizar la accesibilidad y fomentar la conectividad también es imprescindible para que más gente pueda usar las plazas. Y no podemos olvidar la percepción de seguridad, que tanto se ha trabajado desde la perspectiva de género»
Tirando del reto de la intergeneracionalidad, cabe destacar también el proyecto «De 0 a 99» que se ha puesto en marcha en los últimos años en Medialab Prado de Madrid. Organizan campamentos de verano con niños y niñas, jóvenes y mayores, para conocerse, divertirse, jugar, hacer deporte… Con el objetivo de que las personas de cualquier edad estén a gusto y compartan actividades. Y es que, para crear encuentros entre diferentes personas, tan importante como cuidar el diseño del espacio es organizar actividades e incidir en los usos que se dan en él.
Por lo tanto, tenemos por delante el reto de crear espacios que sean utilizados agusto y con facilidad por una ciudadanía diversa, atendiendo siempre a la especificidad y dando cabida a la diversidad.