
Gracias a la beca de investigación Koldo Mitxelena, adjudicada por el Ayuntamiento de Errenteria con la colaboración deUdako Euskal Unibertsitatea, Itsaso Larramendi, Maddi Texeiro y Ane Abarrategi han iniciado una investigación sobre los barrios construidos en Errenteria entre 1950 y 1980. El objetivo del estudio es analizar la relación entre las características urbanas de los barrios de viviendas construidos en Errenteria en el contexto de la industrialización del siglo XX y el desarrollo de la vida cotidiana y las relaciones comunitarias a día de hoy en esos barrios. Queremos conocer los obstáculos que los distintos barrios de viviendas construidos en esta época plantean para el desarrollo de las formas de vida actuales, poniendo el foco en las labores de cuidado y en las relaciones vecinales; y también observar cuáles son sus fortalezas y aspectos a extrapolar.
«¿Por qué polígonos de vivienda de la época del desarrollo, y por qué los trabajos de cuidado y las relaciones comunitarias?»
La aportación que el feminismo hace al urbanismo se fundamenta en visibilizar que, como todas las disciplinas y praxis de conocimiento, está también atravesado por los roles de género. La influencia de esta afirmación es estructural y se refleja en la falta de reconocimiento (1) de las aportaciones de las mujeres a la disciplina a lo largo de la historia; en la concepción capitalista y patriarcal (2) que asume intrínsecamente el urbanismo como disciplina de conocimiento a finales del siglo XIX; en la figura del arquitecto históricamente masculina y, en consecuencia, en la influencia que la perspectiva masculina de la vida tiene en el diseño de los espacios; en el supuesto cuerpo universal, pero específico (3), que se ha considerado modelo de medida del espacio etc.
Sin embargo, hay un hito que merece la pena destacar: la Carta de Atenas (4) creada por el Movimiento Moderno en 1933. En ella se proponían una serie de directrices a seguir por el urbanismo, que se empezaron a encarnar en el urbanismo real después de la II. Guerra Mundial. La necesidad de reconstrucción de las ciudades después de la guerra y el «baby-boom» de aquella época llevó a la construcción masiva de nuevos espacios urbanos en las décadas de 1950-70.
Si analizamos los contenidos de la Carta de Atenas desde la perspectiva de género, podemos destacar las ideas de funcionalismo y zonificación. En el punto 77 se especifica que las funciones vitales a ordenar por el urbanismo son cuatro: el habitar, el trabajo asalariado, el disfrute del ocio y la circulación. Es evidente que se trata de una categorización basada en la experiencia vital masculina y que en ningún caso se contempla el ámbito reproductivo. Además, en el punto 81 se especifica la necesidad de ordenar estas funciones vitales en zonas urbanos específicos y separadas, que es lo que denominamos zonificación. Como consecuencia de todo esto, se crearán áreas residenciales, zonas de trabajo y zonas de ocio, conectadas por arterias para la movilidad.
Los polígonos de viviendas construidos entre los años 50 y 70 cobran especial a la hora de profundizar en la relación entre las áreas urbanas construidas bajo el funcionalismo y las necesidades espaciales de los trabajos reproductivos. Los criterios recogidos en la Carta de Atenas se aplicaron de forma masiva en Europa durante los crecimientos urbanos de los años 50 y 70, aunque al mismo tiempo, a partir de los años 60 estos criterios comenzaron a criticarse (5) por el empobrecimiento de la vitalidad urbana que provocaban. Es paradójico cómo durante el desarrollismo, los puntos acordados en el IV. CIAM estaban siendo encarnados masivamente, y al mismo tiempo estaban siendo cuestionados por sus propios creadores.
Ese fenómeno es el que aterrizamos y analizamos en Errenteria, ya que los polígonos residenciales construidos al oeste de la localidad son un claro ejemplo del citado desarrollo y modelo de crecimiento.
«Nos centraremos en los barrios de Alaberga (1950), Galtzaraborda (1960), Beraun (1970) y Capuchinos (1980). Estos barrios se crearon como zonas compuestas únicamente por viviendas; como si fueras “ciudades dormitorio”, sin tener en cuenta que la vivienda y sus alrededores son lugares donde se realizan trabajos de cuidados de forma cotidiana»
Creemos que tiene especial interés analizar estos entornos residenciales que encarnan las características del movimiento moderno desde la mirada de la cotidianeidad, los trabajos reproductivos y las relaciones comunitarias. Ver cómo se desarrollan las tareas reproductivas del día a día y la convivencia vecinal, en un entorno que se ha diseñado sin tener en cuenta estas funciones vitales.
- Muxí Martínez, Z. (2020): Mujeres, casas y ciudades, DPR, Barcelona.
- Col·lectiu Puntu 6 (2020): Urbanismo feminista, Virus editorial, Barcelona.
- Novas Ferradás, M. (2014): Arquitectura y género. Una reflexión teórica, Trabajo Fin de Máster Universitat Jaume I.
- La Carta de Atenas se puede consultar aquí.
- Monclús, J. eta Díez, C. (2015): El legado del Movimiento Moderno…, rita, nº3.